Dícese de…

No mucho que decir la verdad…

Habemus Blogium

En esta onda de crear y escribir suponiendo que allá afuera existe alguien, decidí compartir en este espacio inocuo y ubicuo un par de experiencias . Todo esto de los Blogs me recuerda una imagen de una novela de Milan Kundera. En «El Libro de la Risa y el Olvido», el escritor describe un viaje en taxi y a un taxista particular que tiempo atrás fue marinero y durante la guerra tuvo que nadar tres días para salvar su vida, desde entonces no puede dormir y dedica su insomnio a escribir una novela sobre su vida, no para dejársela a sus hijos y a su familia sino para publicarla y legársela al mundo. Yo al igual que el taxista en París tengo hoy una manía por escribir y por ser leído, supongo que es un mal de este siglo o bueno, quizás uno del siglo anterior.

Suelo ser un personaje curioso (eso dicen), no tengo muy buen estilo al escribir, soy desordenado y mis ideas se entremezclan, pero algo bueno o rescatable podrán sacar de este espacio, que aunque parezca vacío, puede ayudarles con algún problema o bien divertirles al poner en evidencia mi falta de experiencia y mi ignorancia manifiesta.

Supongo que habrán muchos temas unos que se relacionen y otros que no. Yo soy un tipo mas bien común y por lo común ( lo general), encontrarán que no suelo ser muy específico en cuanto a gustos e ideas, es posible que encuentren desde problemas a la hora de compilar en un lenguaje hasta recetas de cocina para preparar espaguetis con salsa boloñesa. Iremos viendo en el camino con qué nos va mejor y refinaremos este espacio. Por ahora para mí se convierte en el ejercicio de escritura constante que tanto necesito tras el daño irreparable que causó twitter en mi redacción. Después de abrir mi cuenta en twitter ya no puedo sostener la misma idea por mas de 140 caracteres.

Espero que esto sea de su agrado, que me ayuden a mejorar.

Por ahora les dejo la opinion de Kundera sobre los pseudo-escritores que suponen tener algo digno de ser leído.

A person who writes books is either all (a single universe for himself and everyone else) or nothing. And since all will never be given to anyone, every one of us who writes books is nothing. Ignored, jealous, deeply wounded, we wish the death of our fellow man.

The proliferation of mass graphomania among politicians, cab drivers, women on the delivery table, mistresses, murderers, criminals, prostitutes, police chiefs, doctors, and patients prove to me that every individual without exception bears a potential writer within himself and that all mankind has every right to rush out into the streets with a cry of “We are all writers!”
The reason is that everyone has trouble accepting the fact he will disappear unheard of and unnoticed in an indifferent universe, and everyone wants to make himself into a universe of words before it’s too late.
Once the writer in every individual comes to life (and that time is not far off), we are in for an age of universal deafness and lack of understanding.

Milan Kundera

(Creo que a la lista de grafómanos le faltó ex-secuestrados)

Nos leemos pronto.

Atómico II

Tras la faena cotidiana de lavar su dientes la princesa limpió la ceniza de las paredes, preparó dos caballeros al gratín y comenzó a tejer mediecitas antifuego para la pequeña criatura que crecía en su interior.

Lo que va de García Marquez a Berners Lee

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.

Gabriel García Márquez

Hay en la Internet una infinidad de datos que carecen de «nombre» y que para mencionarlos hay que «señalarlos con el dedo.» En esta web primitiva (construída no con caña brava y barro sino con HTML y bases de datos relacionales) la información contenida carece, en la mayoría de los casos, de un soporte semántico, estos es, son sólo datos que no significan nada para un sistema de cómputo. EL mismo creador de esta Web de cañabrava acuñó el (para mí desafortunado) término de la Web Semántica. Una Web de Conocimientos, no datos, cosas, recursos, conceptos, palabras que significan.

Estando en Macondo, la enfermedad del insomnio trajo consigo el olvido, un olvido generalizado y surrealista. La gente olvidó como se llamaban las cosas y después olvidó para qué servían. Fue entonces cuando Aureliano Buendía comenzó a marcar las cosas con su nombre y su funcionalidad.

El concepto que subyace a la solución ‘ingeniosa’ de Aureliano Buendía es también la base del RDF (Resource Description Framework) y los lenguajes de descripción subsecuentes. El ligar metadatos a los datos para describirlos es una idea simple y poderosa que podría sacar al mundo de la verbosa era de la información y llevarlo a la era del conocimiento.

(¿Hay acaso en la literatura colombiana una cita mas trillada que la que dio inicio a este escueto artículo?)

Su majestad El Diablo.

Un viernes caleño se convirtió (tras 5 horas de camino) en una madrugada de carnaval. Amigos en todas partes, música, camino y caminantes, palabras y palabreros. Una fiesta con el verbo, un diablo con guarapo en las venas que deja por su paso un felicidad que raya con la euforia y la locura. Su majestad el diablo, sin haber entrado a Riosucio, nos abrió la puerta esa madrugada del Sábado. La plaza de La Candelaria a reventar, gentes de todas las formas y colores, acentos y saberes. El carnaval es un encuentro con el país y con parte del mundo. Sin más y tras haber atravesado por el ron, el vodka, el tequila y el brandy, amanecimos caminando en una alborada de Carnaval. El sábado en la mañana despertamos en una casa cuyo alquiler costó $1’200.000 COP (algo así como USD$680* sólo por el fin de semana y sin ningún mueble).  Dormirnos todos en colchonetas, Riosucio es una población pequeña, así que caminamos siempre caminamos.

 

El sábado en la tarde era   la entrada de las colonias, como buenos tulueños, preparamos una comparsas y salimos a bailar al ritmo de chirimías, el pueblo se llena de chirimías durante los días de carnaval y en una que otra esquina un conjunto de dos gaitas y dos tambores enloquecen a multitudes diminutas que bailan al ritmo de la puya, el bullerengue y de su majestad la cumbia.

Cachos por todas partes en el Carnaval de Riosucio. Yo, muy sabiamente, decidí que en la vida volveré a lucir esas protuberancias ornamentales en mi frente, por eso no compré ni usé cachos en este carnaval, apenas terminé de recuperarme de la extracción de los últimos que tuve.

En la noche del sábado, entrando por la Avenida Los Fundadores, el Diablo del Carnaval custodiado por una guardia de cientos de diablos y diablas enloquece de nuevo al pueblo que bulle en gente. Las plazas repletas, la música, los músicos y los poetas. Han llegado de a pocos una serie de personajes insólitos: Guarapoman, un grupo de científicos cinematográficos, un ejército de fotógrafos, un travesti barbado con vestido de novia. El carnaval es un espacio para ser y no ser. El desfile de cuadrillas, nos paramos en una calle en la que ala sombra hacían unos deliciosos 20 °C y que al cruzar la calle se convertían en al menos 29°C por el sol del eje cafetero. Millones de colores, cuentas, lentejuelas, plumas, texturas, el carnaval es también una fiesta de las artes plásticas. Trajes, canciones y bailes que tardan un año en ser preparados, creativos, costosos, mágicos. Hombres y mujeres sin rostro, arlequines, demiurgos que cambian de forma de humano a animal y viceversa .

El recorrido por las casas cuadrilleras es una tradición tan bella como extraña, las personas en un acto de amor por el carnaval y su gente, abren las puertas de sus casas, ofrecen trago y comida para ver pasar a las cuadrillas cantando. Las cuadrillas en una maratónica labor y tras haber caminado más de 4 horas de desfile, recorren todo el pueblo cantando en una veintena de casas, una y otra vez con la misma emoción que al comenzar el recorrido. Me encontré con un montón de rostros que imaginaba conocer. Encontré también uno conocido, un compañero del preescolar que sé que me recuerda, pero que no sé porqué no quise saludar, a veces el recuerdo y la nostalgia son caprichosos y un tanto estúpidos.

 

Un encuentro con el diablo del carnaval, una conversación con una efigie de varios metros de altura que sostiene un pergamino y un calabazo. Un encuentro también con mis calles, con ese lugar donde (ya no recuerdo) di mis primeros pasos, una certeza, la de tener que volver cada dos años y encontrarme con el diablo y conmigo. *Lo del precio en dólares es simplemente para darle más clase al blog. Si algo le hace falta a esto es justamente clase.

Cartografía de ti.

Yo hice un mapa mental de tus lunares, tus pestañas y tus dientes,

Yo escribí una bitácora con mis labios sobre tus piernas,

Yo exploré y construí cartas marinas para navegar y naufragar entre tus glúteos,

Yo inventé un compás con mi lengua que siempre apunta a tu sexo ardiente,

Yo soñé despierto esa noche intentando reconstruir tu paso por mi piel.

La virgen y el chamán

Minificciones I

Rompí, todos los jarrones de la casa de mi abuelo para encontrar la llave del armario donde, según él, guardaba la mejor golosina cósmica.

Cuando abrí la puerta del armario, encontré el alma de mi abuela partida en pedacitos.

El viaje a la MANE (Mesa Amplia Nacional de Estudiantes)

Comienza todo con un periplo largo (mas largo que de costumbre)  por la cordillera que nos lleva al norte y al «centro» del país.  Salimos a eso de las 11:30 pm. tras una serie de gestiones un tanto engorrosas para conseguir el dinero, ya que un colectivo de estudiantes de Cali no es quedó mal con los cupos prometidos en los buses que partían hacia Bogotá desde Melendez, pero no se distraigan continúemos con el cuento. Nos montamos en una Galaxita naranja para atravesar la noche vallecaucana y llegar en la mañana a la sabana Bogotana. A eso de las dos un trancón un tanto absurdo y que parecía puesto allí por un odioso dios olímpico nos detuvo hasta las 12 del medio día. Luego tras un almuerzo que incluyó un episodio un tanto asqueroso de un compañero de bus con una cucaracha y una tajada de maduro, seguimos nuestro viaje casi sin tropiezos hasta llegar a un punto fijo, neutro (otro tracón) entre Girardot y Bogotá (o algo así).

Soy un tanto indelicado, cuando hablo de nosotros me refiero a Dora y yo. Ambos univallunos, encargados de ir a un órgano amorfo llamado MANE en Bogotá.

Llegamos por fin a la gloriosa Universidad Nacional tras casi 22 horas de viaje, con hambre, sueño, cansados.. Leer el resto de esta entrada »